¿Te sientes agotado últimamente? ¿Te cuesta dormir, tienes dolores musculares o te cuesta concentrarte y ser tan eficiente como antes? Si es así puede que estés sufriendo fatiga mental.
Aunque el cansancio se suele asociar con síntomas físicos, el llamado agotamiento mental o fatiga mental es también muy habitual en nuestra sociedad. Es un compañero del estrés y, si no se le pone solución a tiempo, produce lo que llamamos síndrome de burnout. ¿Quieres saber cómo prevenirlo? Te lo contamos en este artículo.
¿Qué es la fatiga mental? Características y consecuencias
La fatiga es una sensación de agotamiento o debilidad que puede venir acompañada de molestias físicas o de gran dificultad para relajarnos. Probablemente hayas experimentado en algún momento la sensación de fatiga, que suele venir derivada de un sobreesfuerzo o de haber estado sometidos a tensión durante un tiempo. Puede ser una sensación leve o un agotamiento total, pero siempre es un indicador al que debes prestar atención.
Fatiga mental y emocional.
La fatiga mental es un tipo de fatiga que supone un estado de agotamiento físico y psicológico crónico que suele ser la consecuencia de un exceso de exigencias personales y de estar sometidos a estrés de forma continuada en el tiempo.
Las personas que padecen este tipo de fatiga son más susceptibles a padecer trastornos de ansiedad y depresión y está muy relacionada con la desmotivación y el absentismo. Normalmente es más común en las mujeres, aunque muchas personas sufren estos síntomas, por lo que es importante que conozcas las causas, los síntomas y cómo prevenirla.
Causas y consecuencias de la fatiga mental.
La fatiga mental puede aparecer en situaciones diversas cuando no se ha sabido gestionar el estrés de una situación concreta, ya sea tras pasar por situaciones muy estresantes (como un problema de trabajo, la muerte de un ser querido o una ruptura emocional) o motivada por ti mismo después de una intensa actividad mental (preocupándote demasiado por el pasado o por el futuro o por problemas que no tienen solución).
Nuestro cerebro está en constante actividad, incluso en momentos de reposo se activa el modo “automático” o, en términos correctos, RND. Este sistema es básico para realizar procesos creativos, pero en otras ocasiones hace que entres en procesos de rumiación, es decir, que te halles pensando constantemente lo que te preocupa y desconectando de lo que estás haciendo en cada momento.
Esta rumiación aumenta en momentos de estrés, te aleja de prestar atención a lo que estás haciendo (posibilitando la aparición de accidentes y despistes) y además supone poner tensión en tu cuerpo (facilitando la aparición de lesiones).
Cómo saber si tengo fatiga mental
Si has leído hasta aquí puede que te estés preguntando si sufres fatiga mental y qué puedes hacer para sentirte mejor.
El primer paso para prevenir o aliviar este síndrome es prestar atención a los síntomas y tomar conciencia de que puede repercutir en tu salud y en el bienestar de las personas de tu entorno. Debemos recalcar que no todo el mundo sufre los mismos síntomas, pero algunos patrones se suelen repetir. Aquí te dejamos una lista de las señales más comunes que aparecen cuando sufrimos fatiga mental y emocional:
Nerviosismo, irritabilidad e hipersensibilidad.
Falta de motivación para realizar actividades.
Dificultad de concentración.
Trastornos del sueño.
Consumo excesivo de alcohol u otras substancias.
Sensación de agotamiento físico y mental.
Somatizaciones (más de dos veces por semana): dolores de cabeza, contracciones musculares, problemas digestivos o palpitaciones.
Aislamiento.
Si tienes alguno o varios de estos síntomas, la buena noticia es que puedes ponerte manos a la obra para sentirte mejor.
Seis pasos para prevenir la fatiga mental
Si has llegado a esta situación es porque, probablemente hayas intentado abarcar más cosas de las que podías, aceptado más responsabilidades de las que querías aceptar o estás dedicando tiempo y energía a algo que te genera mucha tensión. Es importante que redefinas tus prioridades y te ocupes de ellas.
Estos consejos te ayudarán a reorganizar tu estructura mental:
Reconoce el problema: Debes analizar cuál es la causa de tu agotamiento. Reflexiona sobre qué situaciones pueden causar que recuerdes esos momentos en los que has tenido que estar en alerta o estabas estresado. También es importante que no culpes a otros de tus problemas. Analiza estas situaciones y asume tu responsabilidad sobre ellas.
Se asertivo: Redefine tus prioridades y trabaja la asertividad. Es buen momento para decidir qué quieres hacer y qué cosas podrías delegar. No aceptes demasiadas exigencias de otras personas y aprende a decir que no.
La aceptación de exigencias no deseadas puede disminuir tu autoestima y producir agotamiento, dando además lugar a esos pensamientos que mencionamos anteriormente.
Pon tu atención en el “aquí y ahora”: La capacidad de prestar atención condiciona hacia donde van tanto tu energía como tus emociones. El desarrollo de la capacidad de atender a aquello que quieres en cada momento es esencial para poder elegir lo que quieres sentir e incluso quien quieres ser. Pon plena atención a aquello que estás haciendo y evita distracciones. Si te sorprendes a ti mismo pensando en preocupaciones trae tu atención de nuevo al presente, te ayudará a reducir el estrés. Además, para ayudar a desarrollar la atención y prevenir el cansancio mental, te recomendamos que realices meditación, mindfulness o respiración consciente.
Cambia tu voz interior: Trata de trabajar esos pensamientos negativos recurrentes que aparecen en momentos de estrés. Al hacerlo, notarás que tu estado de ánimo y bienestar mejorarán. Una buena forma de comenzar a trabajar estos pensamientos es escuchar tu voz interior: ¿Cómo te hablas? ¿Qué tono usas? La culpa y el reproche nos provocan malestar, incluso si vienen de nuestros propios pensamientos. Trátate bien y no te exijas demasiado.
En definitiva, controla tu voz interior y háblate a ti mismo como le hablarías a tu mejor amigo. Es un gran método para cuidarte.
Dedica tiempo a cuidarte: Para combatir la fatiga mental es imprescindible que tengas un estilo de vida saludable. Intenta eliminar los hábitos no saludables e introducir otros que sí lo son. Actividades físicas como el yoga, el gimnasio, darte un masaje o incluso pasear pueden ayudarte a desconectar y sentirte mejor.
Comparte tus preocupaciones: Una de las consecuencias del agotamiento emocional es que las personas se aíslan de los demás, profundizando en su malestar. Hablar con otras personas te ayudará a ver las cosas desde otra perspectiva y a sentirte acompañado.
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